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“Las Baldías: entre la custodia centenaria de una familia y la indiferencia del Estado”.

 Medio Ambiente



“Las Baldías: entre la custodia centenaria de una familia y la indiferencia del Estado”.
Páramo Las Baldías - Bello (Antioquia): contexto y situación actual.

El Páramo Las Baldías es un ecosistema altoandino único en el Valle de Aburrá, con apenas ~860 hectáreas a 2.900–3.100 m.s.n.m. A pesar de su tamaño reducido, constituye una “fábrica natural de agua” y regula el clima y la hidrología de la región. Está ubicado entre los municipios de Bello, Medellín, San Pedro de los Milagros y San Jerónimo, y abastece de agua al Valle de Aburrá y a las cuencas de los ríos Cauca y Porce. La vegetación es típica de páramo (frailejones Espeletia, musgos, orquídeas, etc.) y alberga una rica biodiversidad: 61 especies de plantas, 197 aves, 9 anfibios y 130 insectos identificados.

En Las Baldías sobresalen los frailejones – gigantes andinos que crecen pocos centímetros al año – y musgos que capturan humedad atmosférica. Estos organismos actúan como “esponjas” que retienen agua de nieblas y lluvias, alimentando 14 nacimientos de quebradas (fuentes hídricas) importantes para la cuenca del río Medellín. La fragilidad del páramo implica que su cobertura vegetal es esencial para evitar deslizamientos e inundaciones aguas abajo.

Protección privada y esfuerzos de la familia Moreno
Desde hace más de un siglo la familia Moreno (propietarios históricos del predio El Castillo o “Las Baldías”) ha custodiado el páramo en forma privada. Como relata Horacio Moreno (ingeniero agrónomo), el lugar “es una joya ambiental” que ha sido conservada sin apoyo gubernamental: “no ha recibido el apoyo de la institucionalidad, se ha mantenido por iniciativa y compromiso familiar”. Efectivamente, el páramo es propiedad privada, no un área protegida estatal: la familia debe asumir directamente los gastos de cercado, vigilancia y pago de impuestos prediales (según datos, cerca de $3,5 millones trimestrales). Un estudio interno cuantificó en más de 12.000 millones de pesos anuales el valor de los servicios ambientales que Las Baldías presta al Valle de Aburrá (ahorrando unos 17 millones por hectárea al año en infraestructura hídrica). A pesar de estos beneficios, la familia denuncia que hasta hoy no se ha cumplido ningún apoyo concreto del Estado, ni financiamiento ni esquemas de pago por servicios ambientales prometidos.

Recursos humanos: Gloria Mercedes Soto Hoyos: Ambientalista y fonoaudióloga encargada de los asuntos administrativos del Centro de Protección. Daniel Moreno Soto Biólogo (Universidad CES, Medellín, Colombia). Horacio Augusto Moreno Correa: Ingeniero Agrónomo Especialista en Ingeniería Ambiental (Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín, Colombia). Maestría en Eco-auditorias y Planificación Ambiental Docente universitario. Fundador Centro de Protección Ambiental Las Baldías y propietario del predio.

Marco legal y obligaciones estatales
La Res. 2140 de 2016 del Ministerio de Ambiente delimitó oficialmente el Páramo Las Baldías y estableció medidas de protección. Conforme a esta resolución, las autoridades locales (Corantioquia y municipios) y las Fuerzas Armadas deben coordinar sus funciones para garantizar la protección del páramo. La Constitución (Art. 79-80) y la Ley 99/1993 declaran que los páramos y nacimientos de agua son de “protección especial”, así como la propiedad rural tiene una función social y ecológica inherente. En consecuencia, existen mandatos legales para conservar estos ecosistemas: por ejemplo, la Ley 1930 de 2018 (Ley de Páramos) regula el pago por servicios ambientales a los propietarios que protegen áreas de páramo, y la resolución 2140 encargó a Corantioquia iniciar delimitación y zonificación en plazos fijados. Sin embargo, la familia señala que estas obligaciones constitucionales y legales no se han cumplido: los recursos y las medidas de apoyo estatal prometidos aún no llegan.

PARAMO BALDÍAS COMUNICADO PÚBLICO FAMILIA PROPIETARIA Y PROTECTORA
Puntos clave del comunicado de la familia
La comunicación pública de la familia Moreno enumera varios puntos esenciales sobre el estado del páramo Las Baldías. En síntesis, advierten que:
• El terreno es privado bajo custodia familiar, no pertenece al Estado ni es una reserva pública.
• La conservación del páramo ha sido asumida exclusivamente por la familia durante décadas, sin colaboración efectiva de entidades gubernamentales.
• Este ecosistema abastece de agua al Valle de Aburrá y a cuencas vecinas (Cauca y Porce).
• Existen mandatos constitucionales y legales (Constitución 1991, Ley 99/93, Ley de Páramos 1930/2018, Res. 2140/2016, etc.) que obligan al Estado y autoridades locales a proteger este páramo, pero dichos mandatos no han sido atendidos.
• Se recalca la fragilidad del ecosistema: su capacidad de carga para visitantes es casi nula. Incluso visitas ocasionales pueden dañar gravemente la flora y fauna de alta montaña.
• La familia denuncia la presencia de personas o empresas de ecoturismo no autorizadas (“mercaderes del ecoturismo”) que intentan aprovechar la protección privada para invadir el lugar y realizar actividades ilícitas (como rutas clandestinas).
• Dado que el páramo está cerrado al turismo, cualquier promoción pública de visitas constituye una invasión y un aprovechamiento ilegal del territorio.
En consecuencia, solicitan a la comunidad abstenerse de visitar Las Baldías: no han autorizado eventos turísticos ni divulgación de recorridos, y el acceso está expresamente prohibido.

Conclusiones y llamado a la protección
El comunicado destaca que, aunque sea terreno privado, las obligaciones ambientales son de interés general. De hecho, la Res. 2140/2016 exige a las autoridades territoriales y fuerza pública apoyar su protección. La familia Moreno manifiesta que el páramo requiere cuidado compartido (“corresponsabilidad”), pues sin los guardianes privados podría perderse este valioso reservorio de agua y biodiversidad. Mientras se fortalecen las acciones oficiales de conservación y posibles incentivos (como pagos por servicios ambientales), el mejor aporte ciudadano es no ingresar al área. De este modo se evita perturbar un ecosistema extremadamente sensible y se respeta la solicitud de sus custodios legales.

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